martes, 9 de junio de 2009

Asfalto

Recorrí los últimos metros con el pie hundido en el freno, los dientes apretados y la extraña sensación de quién ha experimentado un impacto. El tiempo comenzó a derretirse sobre el espacio, alterando mis sentidos. Los seis caracteres de la matrícula se abalanzaban sobre mi, amenazadores. La infaltable calcomanía de mal gusto se hacía más y más legible mientras el chirrido de los neumáticos me calaba hasta la médula. Con el tiempo en suspenso, el sonido parece venir de un universo paralelo, distante. No es la primera vez que vivo esta sensación, pero aún así los oídos se distanciaron de la realidad como quien cambia de emisora. Una fracción de segundo después, cuando adiviné que lograría frenar, concentré la mirada en el espejo retrovisor. Sabía que sería imposible evitar el impacto. Alcancé a ver la cara de pánico del conductor que se acercaba. Apoyado contra el asiento me tomé con fuerza del volante, esperando el impacto. El golpe fue imperceptible, inocuo. Con los brazos relajados e inhalando con fuerza, apenas alcance a notar que me encontraba en medio de la bocacalle y jamás vi venir el camión de repartos. Sólo escuché el crujido de mis dientes y luego, oscuridad.

6 comentarios:

Julia dijo...

aaay que terrible! me encantó el cuento.
saludos

Camilo dijo...

Hola Julia!
Me alegr que te guste, y me alegro que te pareció terrible, ya que esa era la idea.
Gracias por pasar y comentar.
Saludos,

Julia dijo...

si, surtió efecto.

te agrego al blogroll así no le pierdo el rastroa los próximos cuentos

Camilo dijo...

Excelente!
Me pone muy contento saber que surtió efecto. Siempre digo (y no me canso de hacerlo), que es un enorme reconocimiento para quién gusta de gugar con las palabras. Causar efeco.

Excelente también que me agregues a tu blogroll. Por cierto, yo voy a hacer lo mismo, ya que me sorprendió gratamente tu cuaderno.

Seguiremos en contacto entonces, ha sido un gusto!

Yoni Bigud dijo...

La oscuridad podrían no ser tan mala. En este caso parece haber evitado el dolor.

Un saludo.

Camilo dijo...

Es verdad Yoni, a veces la oscuridad es reparadora.
En este caso, tal vez lo sea.
Saludos!