domingo, 8 de junio de 2008

Crónicas de un taxista – Imprevistos

Por mi culpa hoy murió un hombre. La cosa venía desarrollándose acorde a lo esperado, como las últimas veces. Algún ladrón de “medio pelo” intentaba robarme, lo atrapaba, catalogaba y lo soltaba. Sin incidentes. Decenas de ladrones adornaban mi sitio web y cada vez más taxistas lo consultaban. Ya se hicieron tres arrestos gracias a mi trabajo. Curiosamente, nadie intentaba bloquear el sitio; aunque claro, ni el sitio ni yo existimos. El desvío se originó cuando el tipo en lugar de amenazarme, me cortó. No fue profundo, pero cuando sentí el tajo sólo atiné a protegerme y perdí el control. Íbamos a más de ochenta cuando impactamos contra el árbol. El cinturón me contuvo, pero el tipo no tuvo tanta suerte. Impactó contra el parabrisas. Ni bien me recuperé, lo recosté sobre el asiento de acompañante. Agonizaba. Tuve que pensar rápido. Me bajé del auto y lo senté tras le volante. Revisé la escena y de inmediato supe que nadie lo creería. Me recosté bajo el auto y busqué la manguera para romper un extremo. El penetrante aroma inundó el espacio. Tiré con fuerza de la instalación eléctrica y volví junto al volante. Giré la llave un par de veces, hasta que un suave resplandor se dejó ver bajo el auto. Me alejé corriendo, rogando que ya estuviera muerto.
Quinto capítulo de la serie. Continúa aquí