lunes, 23 de mayo de 2011

Adiós Nonino

Inmóvil en el vano de la puerta maldije lo indigno de la vejez; tal vez por sentirla serpentear tan cerca esta vez o tal vez porque no pude evitar el impacto. Con los ojos empañados crucé la puerta, tratando de reconocer a ese hombre imponente que guardaba en mi memoria dentro de ese cuerpo marchito.

Sus ojos lechosos tardaron en enfocarme, en distinguirme tras los velos del pasado y por un instante pude verlo sonreír. La mente aguda le obligó de inmediato a plantear las preguntas de rigor. Salud, trabajo y familia. Ninguna enfermedad lo alejaría jamas de sus modales de la vieja escuela italiana.

Traté de ocultar mi propio dolor tras un muro de optimismo y planes que ambos sabíamos que jamas se cristalizarían. Hablamos sobre esto y aquello. Sobre lo que fue y lo que podría ser. Hablamos de sus bisnietos, de sus nietos y sus hijos. Hablamos. Bromeamos.

Traté de recordar si alguna vez le había agradecido, pero pronto me di cuenta que hay cosas que jamas podremos agradecer. Me costó tanto quedarme como decidirme a salir de allí. Tal vez por el dolor, o tal vez por saber que se trataba de la ultima vez que lo vería.

8 comentarios:

Dany dijo...

Impresionante. Me ocurrio una situacion muy parecida y tuve las mismas sensaciones. Un abrazo.

Inés dijo...

Sin palabras Camilo..
Lloré con vos mientras leía y casi me detengo para tragar el nudo.
Rescatemos lo bueno de HABER TENIDO UN ABUELO.. UN GRAN ABUELO.
Abrazo profundo primo.

nora dijo...

MI querido Nonino lo vimos con vos asi tal cual lo CONTAS VOS ...CAMILO un domingo triste como pocos y yo tambien me sumé a tus planes y bromas y la ilusion que se disolvio como pompa de jabon el lunes a las 12 en punto ADIOS NONINO EL GRAN ABUELO Y EL GRAN PAPI y le dijimos hasta siempre
bajo la lluvia Te mando un Abrazo

Ruben dijo...

Camilo. Que impactante. Fue los mismo que yo senti cuando fui el domingo a la sala de terapia intensiva antes de irme de viaje. Tambien supe que no lo voleria a ver.

Marta dijo...

Cami, las lágrimas que en estos momentos caen ,son en mi nombre,en el de Tomás y Agustín y mi nieta Olivia (la bisnieta que no lleg´a conocer) la más grande expresión de agradecimiento por estas palabras.
Día a día al llegar a verlo,entremezclaba la tristeza que producía ver su rápido deterioro con la esperanza de que pronto escucharía otra vez a protestar...
Ese lunes,como todos los días, llegue con una bolsita con remedios, la dosis diaria que alimentaba mi ilusión,no fue así,la mano, en ese momento, odiada de la enfermera me detuvo...
Gracias por ese "ADIOS NONINO" al que le agrago de mi parte "ADIOS PAPI".
Vivió a su modo, un italiano,porfiado y gruñon, pero que supo a su manera darnos mucho amor.
Te quiero mucho...mucho y estoy junto a vos.

Camilo dijo...

No fue otra cosa que dejar salir las palabras que se me amontonaron en la garganta desde la última vez que lo vi. Me pareció que publicarlas sería una manera de homenajearlo y recordarlo siempre. Abrazo para todos!

Cris dijo...

Bellas palabras. Siempre creí que la muerte, lejos de ser una negación, o un límite, le da a la vida su mas alto sentido: la trascendencia. Si yo no tuviese que morir nunca, carecería de esa dimensión específicamente humana; no habría nada que pudiese preferir a mi vida individual, ni elegir alternativas a proyectos de superación, ni siquiera amor que incluye a los "otros". En fin la muerte nos traslada de individuos a personas.
Por ésto es que Whitman dijo: "nada puede sucedernos mas bello que la muerte...

Camilo dijo...

Gracias Cris. No estoy seguro de los límites, si creo que la sola existencia de un límite tan cierto como injusto, debería obligarnos a encarar el escaso tiempo con el que contamos con mucho más inclinación por disfrutar del viaje. Ese viaje que considero es lo único que realmente tenemos. El trascender, cada uno lo intenta a su manera, o de varias. Uno escribe un libro, otro tiene hijos. Uno construye un imperio, el otro se sacrifica por aquel que lo necesita. Lo importante es intentarlo, sumando y a su manera.
Lidiamos con la muerte casi desde el primer día. Al principio sin entenderlo y luego evitando aceptarlo. Al final, lo que importa es como andamos el camino.