viernes, 9 de abril de 2010

La Navaja

Caminé rumbo al bar, relajado, esperando disfrutar de un partido de fútbol con amigos. Un partido importante entre los dos equipos emblemáticos de la ciudad. El campeonato se definía; aunque por desgracia no se definía el campeón, sino cuál de ellos descendería de categoría. Una vez más, los dos equipos locales en la lista de espera al infierno. Eramos el hazmerreír nacional.

El lugar estaba repleto, y se distinguía una peligrosa mezcla de camisetas y banderas. Los celestes en el fondo y los albiazules en el frente. El ambiente estaba caldeado desde antes de comenzar, pero cuando los celestes abrieron el marcador, una botella de cerveza voladora encendió la mecha. Poco después, me encontré defendiendo el grupo a fuerza de sillasos, repeliendo la avanzada de los de azul y blanco. Fue inútil, nos arrasaron como a muñecas de trapo. Del resto, sólo recuerdo mis manos manchadas de sangre y un dolor en desgarrador en el muslo.

Me hicieron radiografías, ecografías y todo tipo de estudios, pero ningún médico intentó retirar la navaja de la pierna; algo de la arteria femoral, entendí. Pasó un año. Hoy estoy recuperado y estoy casi acostumbrado a vivir con el puñal clavado en la pierna.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdadera sensación de un hincha de equipos que no pelean por campeonatos sino por resistir!
Una puñalada en la pierna producto de esa loca pasión por un equipo que lucha por no ser el peor.
Muy bueno amigo a seguir escribiéndo.
PD: Ganó Belgrano no?? JAJA

FER VICENTE

Camilo dijo...

Resista Fer!!! Resista.
Lo siento por tu sufrida vida de hincha futbolero en Córdoba...
Por cierto, para cuando se armó la grezca Belgrano iba 1 a 0... pero ni idea como corno terminó.
Gracias por comentar.
Un abrazo.

Carmen dijo...

Muy bueno como siempre
Carmen